Monte Grande, por Juan Rocchi
Castas
I
Parece que rompieron
el tanque de agua del parque
de Monte Grande escuché
que lo vaciaron
fracturaron el frente y
desde la avenida
se ven los escombros.
Cuando lo tiraron era
la torre de un pueblo ruinoso
a más de diez
estaciones o envejecido,
públicamente
suministrado.
Lo rompieron, aunque
estuviera estampado contra
las nubes los días de sol
y diera sombra a los borrachos
a nosotros
al cemento recalentado.
¿Te acordás que tomábamos
vino te acordás que tenía el fondo
resbaladizo lleno de
moho encapsulado
como un cerebro?
Cuando lo rompieron, no sé
cómo, era el sobreviviente de una
ciudad que guardaba en los
rincones de sus moles
impuestas en hierro oxidado
su porquería orgánica, su
grela blanda cerebral.
Te acordás cómo tomábamos vino
y esperanzados
queríamos que un día lo rompieran
y cayera sobre nosotros
el agua
disgregada
los cascotes
mojados
alguno se habría muerto
seguro
no todos.
Pensé que habían
desarticulado reducido a escombros
el tanque de agua enorme del
parque de Monte Grande.
Pensé que lo habían roto
pero era sólo una pila de piedras
prolijas fracciones de cemento
en otro barrio
en una foto.
II
Las cisuras, huellas
superficiales del cerebro
producto de una torsión
integral: movimiento cerebral organizado.
Te acordás que era pleno plenario
bajo el sol del verano
cuando pensábamos en las castas
esa palabra no existía, después
nos llenó la boca hasta hartarnos.
¿Te acordás que tomábamos
vino abajo
y unas chicas ciegas
de mirar para arriba
jugaban a atajar las gotas
ciegas pero veloces
que caían?
El que se fue suicidado
primero a otro país y después
a tirarse, no
como un fragmento
orgánico del tanque, no como un
bloque de cemento organizado
dejarse caer suelto
“crítico”
después de acomodar las zapatillas.
Para todos hay
castas, para los esclavos
y los comerciantes. El que se mudó
con el único fin de matarse
deliró movilidad social
descendente
eso está prohibido.
Loco, qué fiasco
el fracaso de nuestra militancia:
el día que lo rompan
no nos van a invitar.
Comercio
I
La pasión de la tosca la remoción
del suelo para la mezcla del
obraje y el agua filtrada que vuel
ve todo un barro inmundo
conforman la
doctrina de los nadadores
sumergidos en agua de lluvia ceden
sus tejidos mansos o bien la arcilla
bloquea todo
comercio será que
algo tragan mientras respiran
cuando tienen los músculos
pesados siempre hay
un mamífero torpe
frenando el crol
arrastrándose por las
corrientes. No interrumpe
el paisaje sólo
inventa el tránsito.
La retroexcavadora sí
rompe el paisaje dismi
nuye el cielo atestado
de esquirlas. Esta tierra
dice y estos cimientos para
fundar otra más firme.
A seiscientos metros de
la ruta los senderos basurales con
ducen al estallido sonoro
del calcio que hace
suyo lo que poseen.
La ingeniería obsesionada
por hacer ese pozo
arbitrario en el pastizal
sin nervio esas
contradicciones gestan la placidez
del nado en la tosquera con vista
al plástico clavado
en los matorrales
No tienen bordes filosos las
tosqueras no
tienen volumen las decisiones.
II
Cómo sobrevivirán las señoras
de la gimnasia acuática los giros
toscos del pozo desfon
dado habrá hecho
efecto su macumba semanal
cuando circunvalan
a pique estanque abajo
sabrán que la retro
no se compra en cuotas
los hombres que nadaron ahora
fuman y ríen
al margen del sacrificio
por el nuevo lago:
las múltiples viejas centrípetas con
métrica reducida sacuden
pliegues
que imitan la bachata
huesos de chapa
seguro se van a romper.
Lo único que dejan son
boyas para este siglo más
baratas que la piedra caliza
las señoras llegaron
tarde a la obviedad
una tosquera no es
un natatorio
III
vení chiquito recordame
cómo te venía 1 yo
comentando que para el
ejercicio de la natación es
siempre doblarse lo mejor
porque do
blarte te vas a doblar.
1 qué hiciste con la palabra / juventud otra vez vos felándote la cloaca / no nos da vergüenza / yo a tu edad / sabía que íbamos a ser / algo pasado vos / flaco ni lo pienses venite / a desintegrar al pulso de / la brazada magra que los km / los contamos con aparatitos / ese mogólico que ves / ahí es un tarado pero / la junta y a la noche / se va y juega la cosa pura
Publicado originalmente en Palabras amarillas.
A propósito de “Monte Grande” de Juan Rocchi (por Mariano Ruiz Montani).
ResponderEliminarEl mundo en el que vivimos es un hecho; con sus desdichas, sus abandonos y sus aventuras. Es imposible de abolir o cambiar con un golpe de varita poética. Por ende, es necesario que el pensamiento consienta en darle su adhesión, es decir, que descubra modos comunes a esa adhesión y a su trascendencia. Esta síntesis, ardua para el pensamiento, lo es aún más para lo poético. Así pues Juan Rocchi, provocado y condicionado por hechos humanos, se aproxima en la medida de lo posible con su poesía a una revelación soberana, y vuelve para aplicarla a lo real con toda su fuerza de convicción organizada.
El poeta no teme las contradicciones dinámicas. Son las condiciones de toda existencia y en el caso, de su existencia y de su obra. Ya no son tiempos de una poesía pura, del poeta recluso en la circunscripción del verbo, prisionero de sus juegos secretos, lejanos a lo humano. Rocchi se inscribe en un movimiento que tiende, por fin, a unir la poesía a lo real de las condiciones humanas. Sondeando el contexto social a través de una lúcida y apasionada inmersión en los estratos más secretos de la conciencia y de la existencia individual, se apoya en la realidad desde un ángulo intensamente vivencial.(/”…Para todos hay castas, para los esclavos y los comerciantes. /El que se mudó con el único fin de matarse deliró movilidad social descendente/ eso está prohibido…”/).
Juan Rocchi vive así en un dilema favorable para el desarrollo de su sentido poético, visionario, descubridor.
A diferencia de los demás de su generación, no suele otorgar exclusivamente al lenguaje todos los poderes. Las palabras no enmaridan por mero azar, no se ayuntan por sorpresa. Así pues, es notorio el esfuerzo por mantener la relación entre el lenguaje, los conceptos y la vida.(/“…Loco, qué fiasco el fracaso nuestra militancia: el día que lo rompan no nos van a invitar”/). Por consiguiente, mientras que algunos de su generación se contentan con criticar, con hacer estallar una forma de universo perimido, sin proponer para su reemplazo nada valedero ni útil, quedándose así en una suerte de postura de reparo, Rocchi intenta construir una nueva visión del mundo, en enlace concreto con lo real.
A muchos les podrá parecer que el poeta, de pronto, siente una necesidad de quebrar la armonía del conjunto mediante una suerte de disensión estética. La línea social y la línea ontológica se entrecruzan con la naturalidad que corresponde a la verdadera poesía (/”…No tienen bordes filosos las tosqueras/ no tienen volumen las decisiones…"/).La variedad formal y los inusitados elementos del lenguaje transforman a la poesía en crítica de lo real. Resulta obvio que el poeta reacciona. Se vuelve hacia la realidad del mundo, y es más valiente reconociéndola para modificarla que huyéndole. La poesía ligada a lo real de aproxima así al concepto de poesía ligada al público.
Mariano Ruiz Montani.