Apuntes sobre la crítica

 I

Hoy parece razonable decir que la crítica literaria no sólo no existe, sino que no tiene ningún sentido. El egoísmo y el desinterés tienen como resultado la inexistencia de la discusión. Por lo tanto, dar razones y argumentos que sustenten un juicio de valor es una actividad inocua; no hay reciprocidad. Esta descripción obvia de la realidad tiene su expresión más evidente en las páginas de reseñas más conocidas como Ñ, Otra parte o El diletante. Las reseñas que se publican ahí carecen de juicio, de argumentos, de análisis, y lo que es peor, de lectores. Aun siendo absolutamente lavadas y evitando pronunciarse sobre cualquier aspecto formal de las obras, las reseñas no le interesan a nadie. No tienen lectores porque nadie quiere razones para leer textos, quiere a lo sumo afinidades. Con ver el nombre del autor o la autora sumado al nombre de la/el reseñista se tiene la información necesaria. 

Omito por el momento la crítica literaria dictada por el sistema universitario y académico en general, que entiendo cumple otra función y no tiene que ver con lo que estoy tratando ahora.

II

Esta situación produce una forma secundaria: el ensayo. Obviamente, el ensayo ya existía y no es en sí mismo una novedad. Lo que sí es nuevo es que reemplace a la crítica en sus espacios: las reseñas toman forma ensayística. Arriesgamos una posible causa: todxs queremos hablar en primera persona y pronunciarnos, y las lecturas generan ideas; hablar de otros también es una forma de mostrarnos. De esta manera, aunque nadie lea reseñas se siguen escribiendo falsas reseñas inclusive algunas muy buenas– para disfrute de la propia persona que escribe. Esto es nocivo para la discusión estética porque toma su lugar, aún cuando ella lo haya abandonado en primera instancia.  

El ensayo literario es algo muy bonito y a veces fructífero, a la vez que una disciplina con numerosos expertos en su práctica: pienso en Sontag, Sarraute, Borges, u Auden solo para nombrar algunos que merecen leerse más de una vez. 

III 

Si hay tan buenos ensayos, ¿para qué queremos crítica? 

Y bueno, la cuestión es que la utilidad de la crítica no tiene directamente que ver con el estilo, con el placer de la lectura o con hacer amigos. Mientras el ensayo hace un recorte y recorrido particular por una idea, la crítica se dedica al trabajo analítico con el objetivo de comprender una obra en su contexto. No hay un único método para hacer crítica, pero sí hay un único fin: esclarecer los rasgos más importantes (negativos o positivos) de una determinada obra. En este sentido, la crítica es lo más abierto que se puede encontrar. Todo puede ser atacado y defendido mientras haya argumentos razonados y lectura atenta. 

¿Y para qué determinar los aspectos más importantes de una obra? 

Para empezar a discutir, para mejorar. Para estar atentxs a lo mejor dentro de una marea inmensa de publicaciones y autobombo. 

IV

La filósofa Silvia Schwarzböck, y esto lo cita el filósofo Julián Ferreyra cada vez que puede, señala que criticar un texto es la mayor muestra de respeto que puede hacerse. Hablan de filosofía, pero se aplica perfectamente a la literatura. Dada la intensidad que requiere una lectura crítica, ser criticado, para el lado que sea, es algo para agradecer. Indica que alguien te está leyendo y se está tomando el trabajo de escribir sobre lo que vio en tu obra con el único fin de empezar a discutir. 

Sería positivo que se empiece a mostrar ese tipo de respeto entre la gente que escribe y publica. El amiguismo es tentador y pudre todo lo que toca. 

V

¿Cómo empezar a hacer crítica? 

Están tan deteriorados tanto el espacio como la reputación de la crítica, que ya no hay modelos concretos para dedicarse a hacerla. Es decir, estamos ante el mejor escenario posible: 

- No hay pretensiones, se puede fallar con total impunidad. 

- Nadie nos lee, así que lo peor que puede pasar es que todo siga igual. 

- No hay modelos, así que se puede delinear principios nuevos de forma constructiva. 

VI

Sería completamente trucho si no compartiera mis criterios, pero lo hago con el único fin de dar un ejemplo y no un dogma. 

En mi caso, haber estudiado filosofía me cargó con una jerga bastante detestable propia no solo de la tradición metafísica, sino también de los papers y demás textos contaminados por la actividad pseudocientífica. Por otro lado, también me obligó a cierta gimnasia conceptual que hoy valoro mucho; cuando analizo un texto, la elasticidad y fuerza de los conceptos que me acompañan llegan suficientemente lejos. Leer a Kant puede ser una gran ayuda para esto, al igual que Adorno o Deleuze. Hegel en cambio, pareciera ser demasiado oscuro y cerrado, pero críticos como Selci desmienten esto usando sus términos con libertad (si bien, quizás, mediados por la lectura de Zizek). 

El otro paso importante fue la crítica ejercida POR ESCRITORES. Más específicamente poetas. Los textos de Eliot y Pound, por ejemplo, son estrictos en el análisis formal y muy buenos comparando tradiciones muy disímiles entre sí. Su capacidad para leer a los poetas de su tiempo, siendo ellos mismos innovadores, es un gran antecedente para armar un patrón de lectura y salir a medir textos. 

Por último, lo que podemos ubicar como la escuela crítica de la revista Planta. Su lectura de la poesía de los '90 en Argentina (más algunos contemporáneos) permite llevar el análisis textual al contexto histórico-político-cultural más reciente posible. No encontré crítica literaria de calidad posterior, si bien pasaron diez años. Su método guarda afinidades con un clásico de la crítica universal, Mímesis de Auerbach, que también es de suma importancia por su precisión técnica y filológica, la diversidad de los textos que trabaja y el respeto que guarda por cada uno de ellos al analizarlos.

Toda esta conjunción me lleva a intentar analizar los textos en términos textuales sin demasiada instrucción tradicional más que la lectura dispersa que puede hacer alguien que trabaja de otra cosa. Y a su vez, a intentar conceptualizar y relacionar los textos literarios con su afuera, con la intención y las premisas que pueden descubrirse DENTRO DEL TEXTO y no en las opiniones que puedan tener sus autorxs en diferentes intervenciones. 

VII

¿Qué expectativas podemos tener de todo esto? 

No lo sabemos. Es difícil prever si alguien va a contestar a la crítica que se escriba, y si dada la potencial falta de respuesta vamos a seguir escribiendo. Dado el estado de la cultura, de la política y del mundo actual, hacer algo es inevitable para seguir viviendo una vida digna. Así que si no es crítica será otra cosa. Por ahora es esto. 

Y si alguien responde, o se prende y empezamos a ser más, estaremos cumpliendo el objetivo. 

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