Newsletter #14

 

Más convertidos.

Buenas! Cómo va?

 

Espero que todo bien. 

 

La mayoría seguramente ya lo sepa, pero la semana pasada falleció el poeta y ensayista Alejandro Valentín Rubio, así que le mando un abrazo a todos los que hayan sido sus amigos y lo hayan querido. 

 

Y para los que no sepan quién es, es una oportunidad para conocer una de las obras más grosas de la literatura reciente.

 

📚 Libros 

 

1) Al momento de anunciar la mala noticia y despedirlo, se compartieron en redes sociales algunas cosas sobre Alejandro Rubio: 

 

Un poema destructor de Martín Gambarotta a modo de despedida. 
El pdf de Música mala, uno de sus primeros (y mejores) libros de poemas. 

Zardoz, una novela-blog de cuya autoría todavía no estamos 100% seguros (si alguien tiene datos precisos, avise). 

 

A título personal, recomiendo también La garchofa esmeralda, libro de ensayos que incluye “Autobiografía podrida” y “La literatura argentina es el mal”. No lo encontré en digital.

 

2) Tuve el privilegio de entrevistar a Juan Desiderio hace algunas semanas en la Biblioteca Estanislao del Campo. Hablamos del contexto de escritura de sus poemas, del objetivismo y de sus maestros. 

 

Acá la entrevista completa para el Hurlingham Post.


🎩 Eventos

 

No news, good news.

 

🍉 Fruta

 

1) En casa empezamos a ver de vuelta La flor de Mariano Llinás, así que me pareció una buena idea compartirla para quien la quiera. Acá está. Dura 14 horas pero es divertidísima, inteligente, de lo mejor que vi. 

 

Si no se es una persona paciente lista para toda la experiencia, para mí la primera parte es sensiblemente inferior: empezaría por la segunda. 

 

2) Fuimos a ver Perfect Days, la última de Wim Wenders,  tras efusivas recomendaciones de distintos amigos. Debo decir que me decepcionó, no me gustó, y le estuve dando vueltas a eso la última semana. 

 

La historia sucede en Tokyo, y se trata de un flaco que limpia baños públicos (muy lindos, por cierto). Entre cada baño que va a limpiar, se sube a la camioneta y escucha rock en cassette, y cuando finalmente llega a su casa lee a Faulkner. 

 

El parecido con Paterson, de Jarmusch, es bastante obvio. Y en esa cercanía encuentro lo que me molesta: en las dos películas, para que una rutina miserable se espiritualice –en nuestra jerga, que se vuelva sensible– tiene que ser tocada por la varita del consumo cultural supuestamente elevado. 

 

El aprendizaje sería: si juntás a Lou Reed (o William Carlos Williams), unos cassettes y una máquina de fotos analógica, limpiar baños se vuelve copado –teniendo en cuenta también que, como dice Pablo Pachilla en esta review, el tipo trabaja de limpiar baños que ya están limpios. Sorprendentemente, nunca se ve suciedad.

 

En ese sentido, les opongo Las acacias: una película donde la espiritualización de la rutina llega por el encuentro humano y no por un Spotify bien orientado. 

 

 

Bueno, hasta acá esta edición. Como siempre, se agradece que lo compartas si te gustó. 

 

Y si recibiste este newsletter reenviado y querés suscribirte, podés hacerlo con este link.

 

Gracias y un abrazo. 
Juan

Comentarios

Entradas populares de este blog

Monjeau, un doloroso final

Proyecciones del realismo moral - Notas para hablar de Rubio

¿Por qué un foro?